jueves, 6 de octubre de 2022

 

Prestación por nacimiento y cuidado de menor

 

Presentación de la política pública elegida

La conciliación de la vida laboral y personal consiste en la posibilidad de que las personas trabajadoras hagan compatible la faceta laboral y la personal, lo que incluye las necesidades familiares y las individuales.

Para conseguir una conciliación efectiva entre hombres y mujeres en plena igualdad, las medidas que se adopten tienen que ir destinadas tanto a unos como a otras, no pueden dirigirse exclusivamente a ellas, resultando imprescindible la corresponsabilidad en la asunción de las responsabilidades familiares y domésticas entre hombres y mujeres, En los últimos tiempos se han producido avances importantes en nuestro país, mejorando los permisos por cuidados de menores, lactancia, reducciones de jornada y excedencias por cuidados de familiares.

En 2019 se aprueba el Real Decreto-ley, de medidas urgentes para la garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación, que recoge mejoras interesantes en el Estatuto de los Trabajadores, en el Estatuto Básico del Empleado Público y en la Ley General de la Seguridad Social, para la equiparación de los derechos de las personas trabajadoras.

Ya que soy funcionaria en la Administración de la Seguridad Social, voy a centrar mi atención en la modificación incorporada por esta normativa en las prestaciones de maternidad y paternidad, que ha ido equiparando la duración de ambos permisos de forma paulatina, hasta que en enero de 2021 entró plenamente en vigor. Una medida imprescindible para favorecer la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en el ámbito laboral, y la corresponsabilidad en el cuidado de menores por parte de ambos progenitores.

 

Analiza la política pública que hayas elegido

Culturalmente las mujeres han estado siempre vinculadas a las tareas de cuidados de familiares, relegando por ello su formación, su trabajo y su ocio. La mayoría de mujeres con hijos han tenido alguna vez problemas laborales como consecuencia de su maternidad. Tener descendencia es una decisión que las españolas retrasan hasta conseguir un trabajo estable y que está llevando a un envejecimiento de la población que puede comprometer incluso el sistema de pensiones. Es decir, esta modificación legislativa impacta directamente en los roles de género, primera de las “R” a considerar.

Como norma general, ya que existe más casuística, la prestación por nacimiento y cuidado del menor, que sustituye y unifica en una única modalidad a las de maternidad y paternidad, protege los períodos de descanso y permisos derivados del nacimiento de hijo o hija, o la adopción o guarda con fines de adopción y el acogimiento familiar alcanzando desde 2021 las dieciséis semanas de duración, de las cuales serán obligatorias las seis semanas ininterrumpidas inmediatamente posteriores al parto, que habrán de disfrutarse a jornada completa, para el cumplimiento de los deberes de cuidado previstos en el Código Civil. Las diez semanas restantes podrán distribuirse a voluntad en períodos semanales a disfrutar de forma acumulada o interrumpida y ejercitarse desde la finalización de la suspensión obligatoria posterior al parto hasta que el hijo o la hija cumpla doce meses.

Esta equiparación, además de suponer un acceso igualitario a recursos económicos y materiales entre hombres y mujeres, segunda de las “R” en estudio, responde a la existencia de una clara voluntad y demanda social, pretende ser un paso importante en la consecución de la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres, en la promoción de la conciliación de la vida personal y familiar, y en el principio de corresponsabilidad entre ambos progenitores, elementos esenciales para el cumplimiento del principio de igualdad de trato y de oportunidades entre hombres y mujeres en todos los ámbitos. Con lo que entiendo cumplida también la última de las “R” en consideración. 


Impacto y resultados que tiene esta política

Dada la reciente implementación de estas medidas en nuestra legislación, prácticamente no existen evaluaciones de su resultado. No obstante, de estudios realizados sobre la experiencia en otros países europeos sobre este tipo de permisos, se deducen las siguientes conclusiones que, como veremos, la mayoría han sido tenidas en cuenta a la hora de elaborar nuestra normativa:

La regulación de los permisos incluye en las pautas de comportamiento de los hombres en cuanto a su uso. El factor más importante es de la intransferibilidad ya que los hombres se toman, como regla general, la parte no transferible de los permisos, pero prácticamente nada de la parte transferible.

Otro factor decisivo para que los hombres disfruten del permiso es el importe de la prestación que reemplaza al salario, no haciendo uso de licencias no pagadas. Además, existen indicios serios de que la mayoría del pequeño porcentaje de padres que se toman algún periodo de estos permisos no pagados, lo utiliza para otras actividades distintas del cuidado de los hijos o hijas.

También influyen factores como la flexibilidad, resultando más sencillo que los hombres disfruten de este permiso cuanto mayor es la posibilidad de fraccionamiento en diferentes periodos y cuanto mayor es el espacio de tiempo a partir del nacimiento durante el cual pueden disfrutarlo.

La cualificación y la actividad laboral del padre y de la madre también son decisivos: Los padres harán mayor uso del permiso cuanto mayor es el número de horas de trabajo asalariado de la madre y cuanto más cualificada esté. Y una mayor cualificación y mejor situación laboral del padre es también un factor decisivo para que el hombre haga uso del permiso.

Los hombres con actitudes igualitarias se toman más permisos y disminuyen la jornada de trabajo cuando tienen niños, mientras que los que tienen una ideología tradicional lo aumentan. Y se toman más proporción del permiso parental para su primer hijo que para el segundo y sucesivos, probablemente porque la división del trabajo se agudiza con el segundo hijo y con la carga global del trabajo doméstico.

A pesar de que la obtención de datos sería fácil, pues está disponible para otras prestaciones, el único indicador que la Seguridad Social ofrece sobre la diferencia de disfrute en España por parte de hombres y mujeres de los permisos por nacimiento y cuidado de menores, es el número de procesos, es decir, el número de hombres y el número de mujeres que utilizan alguna parte de los permisos, pero no su duración. Y de esos datos, en ningún caso se puede deducir las diferencias en dedicación al cuidado de los hijos o hijas.

En el primer semestre de 2022, la Seguridad Social ha tramitado 236.112 permisos por nacimiento y cuidado de menor. Del total, 112.259 prestaciones correspondieron a la primera progenitora, habitualmente la madre y 123.853, al segundo, normalmente el padre.

Pero desconocemos si estos datos se refieren a las primeras seis semanas obligatorias tras el nacimiento o las otras diez, pues es frecuente que, una vez transcurridas las primeras, los hombres se encuentren con problemas al negociar con la empresa, por lo que finalmente no utilizan las restantes o disfrutan menos de las que les corresponden, incidiendo así, una vez más, en la problemática laboral que afrontan las mujeres como responsables principales, aún, de afrontar la maternidad. Todavía falta ese tipo de cultura, sobre todo empresarial, para que los hombres puedan coger la totalidad de su permiso de forma continuada y a tiempo completo.


¿Qué puntos fuertes y qué debilidades considero que tiene esta política?

Echando la vista atrás tan solo unos años, podemos comprobar que el permiso de paternidad ha aumentado de forma notable desde las dos semanas hasta las dieciséis que ya pueden disfrutar hoy los hombres para criar a su hijo o hija. Sin embargo, el hecho de que la ley exija el disfrute obligatorio de las primeras seis semanas tras el parto a la vez que la progenitora, hace que muchas veces el padre no llegue a responsabilizarse totalmente de la crianza y se convierta más en un ayudante de la madre. O incluso que aproveche ese periodo para otras actividades distintas del cuidado de su hijo o hija.

Para que se produzcan cambios sustanciales en la corresponsabilidad de los hombres, las tareas domésticas deberían abarcar todas las actividades que esa crianza conlleva, como puede ser planificar o pensar en la organización, poner lavadoras, levantarse por la noche cuando toca, buscar quien se quede si no pueden ni el padre ni la madre, encargarse de comprar la comida o la ropa, en definitiva, esas responsabilidades que siguen asumiendo la mayoría de las veces las mujeres.

Al equiparar la duración de este permiso entre los hombres y las mujeres, no se ha tenido en cuenta la necesidad de recuperación física que suponen la gestación, el parto y el postparto, ya que no se ha considerado la posibilidad de una incapacidad temporal previa al permiso por cuidados. Una cesárea es el único supuesto de cirugía mayor que existe por el que, en nuestro país, no se puede coger una baja laboral.

Hay que resaltar que esta equiparación de la duración de los permisos entre hombres y mujeres es un derecho laboral que favorece únicamente a las personas que ya estén vinculadas al mercado de trabajo, no se trata de un derecho universal.

En resumen, solo con este tipo de políticas los cambios no son muy grandes para la igualdad de género, pero sí se trata de un paso adelante para que los hombres también empiecen a ser corresponsables. Es imprescindible una mayor concienciación tanto a nivel empresarial como social, por lo que es fundamental la educación en igualdad desde la infancia.

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